En el año 2013 estaba embarazada de mi segundo hijo. A las 16 semanas durante la cita médica, en el momento de la ecografía el medico nos dijo, hay algo malo aquí, mi corazón se paralizo por un segundo y continuo. Él bebe tiene un problema grave que se conoce como Hidropsis fetal una patología que produce edema generalizado, múltiples malformaciones, en su mayoría incompatibles con la vida.

Finalmente, el medico continuo, tenemos que hacerle un legrado (aborto) porque está en riesgo su vida. En mi interior pensaba como; ¿un legrado? Como puedo hacer eso si mi hijo está vivo, ya que durante la ecografía podíamos escuchar el sonido de su corazón. Nuestro mundo como familia se vino abajo. Hubo mucha angustia, desesperación, preguntas sin respuestas y mucho temor. Empezamos a pedir otras opiniones medicas con la finalidad de encontrar un camino diferente, sin embargo, lamentablemente las siguientes consultas médicas confirmaron el diagnóstico y pronóstico de mi embarazo. En medio de este desierto empezamos a clamar y pedirle a Dios que nos ayude y que salve a nuestro hijo.

A la semana siguiente una nueva ecografía revelo que él bebe tenía derrame pleural, afectación renal e insuficiencia cardiaca congestiva, no podía creer lo que estaba escuchando, ya que en mi corazón había la esperanza de un milagro. Mi siguiente petición a Dios era que nos muestre el camino, ya que la sabia que mi bebe estaba vivo en mi vientre.

Unos días después, empecé con contracciones uterinas y entre en labor de parto. En ese momento no entendí, pero no era algo que podía controlar, así que entramos a quirófano a esperar que el bebe nazca. El medico me dijo que él bebe no sobreviviría porque es muy pequeño para nacer. Durante todo el tiempo en ese lugar, tomada de la mano de mi esposo llorábamos y clamábamos a nuestro Dios. Adoramos juntos pidiéndole a Dios que nos ayude en este momento tan doloroso.  Luego de 7 horas de contracciones, sentí que ya no podía más, era tanto el dolor físico como el dolor emocional de no saber que esperar, que íbamos a ver que saldría de dentro de mí que sentía desfallecer.  Cada contracción dolía profundamente, finalmente en la última contracción fuerte sentí que mi bebe salió, yo estaba aterrorizada porque lo único que venia a mi mente era que tenía dentro de mi algo diferente a un bebe, luego de tantos comentarios médicos. Entro el medico escuchando los gritos y tomo al bebe en su mano, no podía creer lo que veían mis ojos. Era un precioso bebe, totalmente formado y perfecto. No pudimos tomarlo en nuestros brazos, y el medico dijo: era varón. Enseguida se llevaron a mi hijo para pruebas que finalmente no permitimos que les realicen, solo queríamos que le dejen en paz y no toquen su cuerpito. 30 minutos mas tarde me tuvieron que llevar a quirófano porque había perdido mucha sangre y estaba en riesgo mi vida.

Recuerdo que dos días después volví al trabajo como si nada hubiera pasado, solamente pasé la hoja y continue. Intentaba no volver a pensar en eso. Muchas veces mi hija mayor que para esa temporada tenia 3 añitos me preguntaba por su hermano y cada vez que lo hacia algo quemaba dentro de mi, pero no le prestaba atención a ese sentimiento.

8 años después a mediados del 2021 tuve un sueño donde Dios me llevo a un lugar y me dijo tienes que volver ahí porque hay algo que no has sanado, y era la perdida de mi hijo. Al inicio estaba negada a hacerlo porque no quería recordar, sentía mucho dolor, resentimiento y culpa por cosas que había creído en todo el proceso. Semanas después a través de una amiga, en redes sociales llegue al Ministerio Hope Family Care - Esperanza Inquebrantable Grupo de Apoyo para padres, cuando leí cuál era su misión estaba impactada porque Dios me había hablado de eso recientemente y tome la decisión de inscribirme, enseguida le comenté a mi esposo y le pedí que me acompañe a hacerlo y acepto.

Realmente entendí que la voluntad de Dios siempre fue sanar mis heridas y uso este ministerio para traer sanidad, paz y propósito a través de la muerte de mi hijo. Durante el proceso del curso, hubo muchas cosas que marcaron un cambio en mi vida, en primer lugar, le di un lugar a mi hijo en la familia, mi precioso Ángel Daniel. Cuando me preguntaban cuántos hijos tienes decía 3, 2 en la Tierra y un precioso ángel en el cielo. En ese tiempo por primera vez experimente la ausencia de mi hijo en casa, pero cuando eso paso, Dios con un amor inigualable me iba sanando y llenándome de esperanza. Algo que impacto mi vida fue que Dios sano la culpa de no haber abrazado a mi hijo cuando lo tenía cerca. Un día mientras bañaba a mi hija pequeña, Dios me permitió ver el rostro de mi hijo por un segundo y con un susurro escuche, ahí esta tu hijo, puedes abrazarle ahora. Le tome fuerte entre mis brazos y le dije cuanto le amaba, que me perdone y que espero con ansias el momento de volvernos a ver, fue un momento único, especial y que marco algo tan importante en mi vida, ya que, a través de este, Dios me dio lo que tanto había anhelado y eso quito la culpa y me dio Libertad.

Han sido años de que nuestro hijo no está con nosotros, pero tiene un lugar en nuestra familia, siempre lo tenemos presente y sabemos que un día nos volveremos a ver 💕.

Ahora somos parte de los lideres de este ministerio y ha sido de tanta bendición ser testigos de como Dios, como un buen papa esta listo para traer libertad y sanidad en la vida de tantas personas.